«Hay una pequeña historia, o leyenda mas bien, que cuenta que, a finales de S. XIX se refugió en algunos acantilados de las costas alicantinas un Llop Marí que enredaba y rompía las redes de los pescadores.
Era tanto el temor de la gente que corrió el rumor de que había un monstruo por aquellos parajes que atacaba las pequeñas embarcaciones.
Verdad o no, la imaginación de la gente pescadora comenzó a incrementar el miedo al Llop Marí (Monstruo que atacaba y se comía a la gente del lugar).
Quienes aseguraban haberlo divisado, ( ¿ o lo habrían soñado ?) en alguna ocasión, lo describían como un horrendo ser con cuerpo amorfo, patas cortas, terminadas en garras afiladas cabeza como de lobo, con ojos de fuego y cola gruesa de la que partía una hilera de púas venenosas que recorriéndole la espalda le llegaba hasta el cuello.
Decìan que por tierra se movía de manera torpe, moviéndose con un vaivén que le permitía mantener el equilibrio y, sin embargo, tenía una sorprendente capacidad para saltar sobre cualquier presa no marina, hombres incluidos, que devoraba con avidez una vez les había cercenado la yugular con los afilados dientes de su poderosa mandíbula.
Hasta aquí la leyenda.
Pero un estudio de la fauna de nuestras costas, nos dio a conocer en su momento un peculiar animal de una belleza infantil que nada tiene que ver con el monstruo de la leyenda.
Se trataba de la llamada foca monje (Monachus monachus) cuyos tres metros de envergadura y sus mas de trescientos kilos de peso, no han podido evitar su práctica extinción de nuestras costas con el pretexto de que esquilmaba los caladeros de pesca.
Dicen las crónicas que allá por los años cincuenta un farero divisó dos ejemplares en una playa desértica y, que armándose con un garrote, atacó y mató a uno de ellos y el otro consiguió escapar metiéndose en el mar. La atrevida ignorancia y la miseria cultural hacen que el “monstruoso” Llop Marí de la leyenda sea, en realidad, El ser humano.
Esto es lo que motivó al autor de la escultura del Llop Marí, a reflejar en su trabajo la dulzura de un animal que, allá donde aún vive, aunque sea en cautividad, sea una de las espacies que más y mejor se relacionan con el ser humano.»
José Manuel García Cerveró, “JERE”
Esta preciosa leyenda unida para siempre a nuestro municipio, ha inspirado el conjunto escultórico de la nueva rotonda del cruce de las calles San Bartolomé y Ausias March. El escultor «Jere» ha sido el artífice de la escultura del Llop Marí, y Francisco Pérez Maestre, “Francho”
, ha creado una alegoría que integra un conjunto de elementos característicos del pueblo de Campello, como son la Torre y un barco combinados con las olas del mar, y todo esto mezclado con la biodiversidad de la fauna marina de El Campello, representada por las gaviotas, y una cueva que hace referencia a la leyenda del Llop Marí.
Rescate curioso de una tradicional leyenda alicantina.
Me ha gustado pues, como alicantino de origen, todo lo relacionado con la tierra me interesa y lo guardo en el baúl de los recuerdos.
Hay muchas más leyendas.
Muchas gracias, Manuel, encantadas de que te haya gustado.
Estamos preparando más posts con leyendas que conocemos, pero si tú sabes de alguna relacionada con El Campello, nos gustará mucho saber de ella! Puedes enlazarla desde aquí si está en la Web, o mandárnosla al mail campello@touristinfo.net
Un saludo!
balla sera verdad eso